
Tras veinticuatro horas de viaje, entrar en la gran estación de tren donde nos esperaba nuestro padre, fue la última gran aventura. De los trenes salieron centenares de personas, todas iguales, mujeres con vestidos oscuros y mucha hambre y hombres con chaquetas de pana y mucha ilusión. Alguien dijo a otra persona “emigrants!” en un tono despectivo, pero yo no les entendían porque hablaban otra lengua y me parecía otro país. Era la noche de Reyes, descubrí al día siguiente cuando en casa de mi tía me regalaron una muñequita que andaba y una habitación donde enjaularnos. Poco después descubrí, también, que el camino que emprendimos aquella noche era sin billete de vuelta. Como tanto cientos, como tanto miles, aunque yo nunca perdí la esperanza de volver a ser chiquita un día y pasear por los barrios en libertad, visitar a mis abuelos, ir al colegio, subir a los pinos y jugar con los chicos de la calle a tirarnos piedras o a cazar cualquier bicho con una escopeta de perdigones.
Estoy segura que volveré a ser pequeñita, me despertaré un día por la mañana en mi casa, en mi cama y nadie me moverá más de allí, ni el hambre, ni el trabajo, ni las miserias.
Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.

(c) Charo Bolivar

7 comentaris:
Charo, ¡Merveilleux!
Te lo dije en su día me hiciste recordar.
Besos
Enhorabuena, me alegro un montón con tus triunfos.
Ya te dije que este relato tiene mucho sabor a Charo.
Un beso guapa
Felicidades, creo que lo más bonito del mundo es guardar la esencia de la infancia, y tú la tienes guardadita debajo de tu almohada.
Besos
Te imagino con aquella carita de ángel, tus largas y escuálidas trenzas, encañonando con una escopeta de perdigones, ay que ver, es que ahí ya se te veía el carácter. jajaja
Bien sabes, amigo mío, que a pesar de mi carita de ángel y mis trenzas de Pipi Lamstrung, todos los niños del barrio me tenían miedo, de las pedradas que había llegado a dar, y es que mi puntería siempre ha sido perfecta. Como yo.
Eres la flor más querida de nuestro jardin.
Con el ligero viento mi afecto se endereza y mi pensamiento es para ti Charo.
Eres la inspiración personificada.
Dicen, que tener un amigo es tener un tesoro, contigo tenemos la cueva de Ali-Baba.
MARISA
Charo, mi infancia fue sin billete de vuelta. Me encantó el relato, amo los trenes, decisiones importantes las he tomado sobre sus ruedas.
Besos amiga.
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