Un homenaje "fantástico a Benedetti"


de JAVIER FERNANDEZ JIMENEZ
NO ME CUENTES MAS CUENTOS



Un homenaje "fantástico a Benedetti"

Buenas tardes a todos, amigos y oyentes de El Bosque de las Palabras. Esta semana, todos los aficionados a la literatura estamos un poco más tristes, porque todos nos hemos quedado un poco huérfanos ante la muerte de ese comprometido poeta llamado Mario Benedetti, la sección fantástica del programa no podía dejar de participar del homenaje que Francisco y todos vosotros le estáis ofreciendo esta tarde y traigo nuestro propio homenaje.

Porque cuando un escritor abandona la Tierra los reinos fantásticos amanecen nublados y poblados de nieblas, nieblas que cubren la vitalidad de sus paisajes y demuestran que las propias tierras son capaces de llorar si es necesario. Los reinos fantásticos, más que cualquier otro lugar del mundo, nacen de la mente de los escritores y si tienen suerte viven mucho más que aquéllos que les dieron la vida. Todas las criaturas fantásticas han surgido de la mente de un escritor, por eso hay tantas como personas capaces de imaginar y por eso todos somos capaces de identificarnos con algún personaje extraído de un libro de fantasía. Quizás por eso es por lo que, cuando aprendemos a amar los libros, solemos acercarnos tímidamente a este mundo, repleto de las más increíbles elucubraciones de los encargados de poner negro sobre blanco sus pensamientos, esos locos que deciden plasmar sus ideas para que otros puedan leerlas y hacerlas suyas.

Por todo lo que he leído estos días, Benedetti era uno de esos escritores con los que uno se identifica desde el principio. Un luchador y un crítico de la sociedad moderna, un abogado de los pobres o un escritor capaz de cobijar bajo su fama a plumas noveles que aún no han osado abandonar el nido por miedo a estrellarse.

Cuando muere un escritor las guerras se detienen en todos los libros de Fantasía, y es en esos momentos cuando trasgos, elfos, orcos, enanos, ogros, hombres, trolls, hadas, hobbits, kenders y todo el amplio surtido de razas fantásticas, se reúnen bajo los lugares en los que son despedidos sus dioses ancestrales, en paz y mostrando su dolor, aunque sin dejar de mirar de reojo a sus enemigos, sabedores de que una página más allá estarán combatiendo, quién sabe, incluso a muerte. Las ruedas del destino se detienen durante el instante de la despedida, la magia se agota y regresa de pronto, con una furia inusitada. Cuando muere un escritor las páginas de los libros se emborronan cual cartas de novios separados. Todo parece carecer de un sentido, pues la vida misma se ha perdido.

Hoy, volando sobre un dragón blanco de la buena suerte, he visto que la Torre de Marfil era algo menos reluciente de lo habitual; la populosa Phalanthas parecía un lugar desolado y yermo, hasta que me he dado cuenta de que lo que ocurría en realidad era que todos sus habitantes guardaban silencio en señal de respeto; Isthar no había perecido bajo el Cataclismo; la Academia de Hogwarts dejaba a un lado las disputas de sus aprendices de magos y todos aclamaban la figura del caído como si una pelota de Quiddich se tratara; los efrits y los genios habían abandonado el Otro lado y aguardaban junto a sus amos la llegada del nuevo habitante fantasio; un mago de Terramar ansiaba conocer el nombre verdadero del nuevo miembro de la comunidad fantástica. Todos los reinos estaban en penumbra, sepultados bajo nubarrones negros que amenazaban tormenta, incluso las Tierras Yermas del Reino de los Dragones.

Cuando he abandonado el lomo de Fújur y me he aupado en Kellendros, él me ha llevado mucho más arriba, a contemplar en panteón de Padres de Fantasía y me he entretenido viendo en ese Olimpo extravagante a genios literarios que charlaban amigablemente al albur del aroma de un buen café o un té mentolado. Algunos esgrimían bebidas más audaces, como un tipo vestido de negro y con la mirada aguileña que me ha enseñado con una sonrisa, casi macabra, una negra botella de absenta. El cuervo que ha salido a mi encuentro me ha hecho recordar algunas historias tétricas y me he decidido a regresar al suelo.


Junto a pegasos y unicornios hemos aterrizado y me he acercado a unas montañas donde unos gigantes comerrocas haraganeaban, apartando de tanto en tanto a los molestos roks con palmadas estruendosas. Desde el suelo he visto la procesión de criaturas que avanzaban en una misma dirección, como un río heterogéneo de diversos colores, tamaños y posturas. Eran todos los personajes fantásticos que habitan en los libros gracias a algún escritor, más o menos conocido. Al aproximarme al río he visto a las musas y éstas sí que lloraban desconsoladamente, pues, según me dijo una llamada Luz, ellas habían perdido a un escritor al que tenían especial cariño.

Al acercarme al río he visto todo tipo de seres, pero ninguno más lloraba, todos parecían acudir contentos a algún lugar imposible, existente sólo gracias a la imaginación de los autores. He visto a todos los héroes, villanos y simples personajes que han desfilado por la literatura. Los he visto contentos y resueltos, decididos a ir de fiesta.


Al caminar junto a ese río desbordado he atravesado mundos y ciudades de leyenda, he estado muy cerca de Arsilon e incluso he visto de lejos Minas Tirih. Caminando junto a Legolas y Gimli, que sonreían sin cesar, he llegado a la altura de Moria y al atravesarlo me he topado con la Vetusta Morla, que de un estornudo me ha enviado al hogar de los Etéreos…

Todos sonreían, todos y al regresar, después de haber capturado y convencido a un grifo de que me trajera de vuelta, me he encontrado con una diminuta duendecilla que me sonreía con su carita infantil repleta de pecas. Me he mostrado sorprendido por la algarabía y la alegría que había en todos los reinos de Fantasía, cuando al principio sólo me había topado con tristeza y melancolía. La niña duende ha vuelto a sonreír ante mi pregunta de por qué los personajes se alegraban de una gran pérdida, me ha guiñadp un ojo y me ha dicho.

-Ah. Todavía no lo sabes, cuando un escritor muere en el mundo, renace para siempre en los mundos fantásticos –y me ha dejado boquiabierto y sorprendido, pero a mi vez, sonriente.













Bueno, éste ha sido nuestro humilde homenaje a la figura de Mario Benedetti. Ya en temas más mundanos os diré que cuando me fui a la mili, hace ya unos añitos, dejando a medias el curso. Mi profesora de literatura, una argentina llamada Sulma, hizo que toda la clase me dedicara un poema, para que mi estancia en Melilla fuese más llevadera. Todos firmaron un poema excelente que leo y escucho siempre que puedo, un poema de un tal Mario Benedetti llamado “No te salves”, seguro que os suena. A mí me encanta.

Y ya para despedirme por esta semana no quería marcharme sin leer un pequeño poema que podría resumir parte de los pensamientos de este excelente escritor. Desganas.


Si cuarenta mil niños sucumben diaramente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro

pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.

Mario Benedetti


3 comentaris:

Anónimo ha dit...

Javier, ha sido un verdadero placer descubrirte (no creo haberte leìdo antes), y haberme dejado llevar por tu increìble creatividad, que me ha transportado a tu mundo fantàstico. Para remate concluyes con uan poesìa del MAESTRO, donde toca un tema siempre latente en mi mente y en mi corazòn, que gusto, de veras. Cordiales saludos

Charo ha dit...

Armida, conozco a Javier del Facebook, y además miro sus blogs y cuando he leído esto me he emocionado, porque me ha trasportado por todo los lugares de la literatura de mi infancia y adolescencia, me he olvidado por un momento de que yo estaba en este mundo y me he ido con él a ese tan fantástico donde van los escritores cuando nos abandonan. Todo un derroche de imaginación. Por eso le he invitado a este café. Puedes seguirle en su blog No me cuentes más cuentos, te aseguro que te gustará.

Saludos

María Jesús Almendro (Ladymacbeth) ha dit...

Yo conozco a Javier ya de hace unos meses, es un escritor fantástico pero aún no ha recibido el reconocimiento que realmente se merece. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, recuérdalo Javier... un día estaras en todas las estanterías de las mejores librerías.

Un beso grande!